Aventuras musicales presenta...

Siguiendo el hilo de la historia anterior, he de confesar algo que llevo escondido “en mis adentros” antes de que otra persona lo descubra y me hunda en la miseria. De joven, muy joven, me gustaba Rick Astley... Sean compasivos conmigo, pero incluso llegué a comprarme sus “cassetteses”.

Ahora bien, gracias a la madurez, a buenas y malas influencias y sobretodo a un golpe en la cabeza llegó el momento en el cual mis gustos musicales cambiaron. Ahora puedo decir que tiré aquellas cintas de música y que he hecho desde entonces un recorrido musical un tanto curioso, del cual ya hablaré en otro momento, lo que me ha proporcionado una colección musical muy variada.

¿Todo esto a cuento de que?, pues para recomendar encarecidamente el último trabajo de Alison Goldfrapp. No tengo adjetivos para describirlo, pero no puedo parar de escucharlo una y otra vez.

Si el primero era un tanto intimista, pausado, lleno de paisajes musicales y el segundo un guiño a las pistas de baile, este tercero es, es... es la leche. Bueno, es cierto que sigue la línea marcada por el segundo, pero además le ha añadido ese toque personal del primero. También es cierto que se acerca un poco más a lo comercial pero sin pasarse.