La vida es de color naranja

Reflexiones a la luz del monitor

martes, junio 15, 2004

El gato volador

Hace tiempo corría un cutre-flash por la red en la que se representaba una cutre-canción sobre un gato volador. Era de esas chorradas de las que te ríes durante unos días y al final acaban cayendo en el olvido.

Resulta, que durante esos días de enajenación mental, me hacía gracia bromear con una de mis gatas al ritmo del son de este éxito mundial. La gata en cuestión no a crecido demasiado, a penas pesa dos kilos y es bastante escurridiza.

Al poco tiempo, un sábado a las tantas de la madrugada llegando con la caraja a casa descubrimos que el gato había aprovechado un descuido y había saltado por una ventada que da a un patio interior cayendo desde un cuarto piso al patio del vecino.

Después de realizar alguna que otra acción a lo macgiver y recuperar el gato sano y salvo, pensamos que jamás en la vida volvería a pasar algo semejante, que la lección estaba aprendida por ambas partes. Yo no incitaría al suicidio a mi gata y ella jamás se acercaría a una ventana abierta.

Esta mañana me he levantado con un sobresalto por un ruido proveniente del patio interior. Tras la confusión inicial del recién levantado algo me ha hecho pensar en lo peor, he saltado de la cama, he llamado a la gata, he mirado por la ventana... ¡Mierda! A bajar otra vez a por ella.

Así que, o los gatos son tontos o mi gata tiene un síndrome maniaco suicida muy grave.